La gestión territorial comprende todos los elementos que influyen en la movilidad y el desarrollo ordenado de una ciudad.
En este sentido, el crecimiento de la población y la concentración de actividades económicas en las grandes ciudades ha significado que las personas se desplacen masivamente a estas urbes.
Esta nueva realidad representa grandes desafíos para las ciudades en materia de infraestructura, seguridad y sostenibilidad.
Ante esta situación, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) prevé que las ciudades de Latinoamérica podrían consumir hasta cuatro veces más recursos de los que disponen, si no adoptan un modelo sustentable.
¿Cómo se puede evitar esto? Mediante una planificación eficiente que considere todas las implicaciones del crecimiento en la población y sea capaz de ofrecer mejores alternativas de transporte, infraestructura moderna y estrategias para reducir las emisiones.
A grandes rasgos, se trata del área encargada de administrar la distribución y uso autorizado de los territorios, con el objetivo de promover el desarrollo sustentable y satisfacer las necesidades de la población.
Pero ¿sabes por qué es importante la gestión territorial en Chile y el mundo?
Básicamente, porque emplea herramientas que permiten anticiparse a los cambios en un territorio, ampliar la prestación de servicios, construir infraestructura pública en lugares estratégicos y, en general, tomar decisiones que promueven el bienestar humano.
En Chile, existe una Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU) vigente desde 2014 que resume los principios de evaluación para determinar qué tan sustentables son las ciudades y núcleos urbanos en el país.
La PNDU analiza el estado actual de los territorios en relación con ocho compromisos, que siguen los lineamientos de la Nueva Agenda Urbana de Hábitat III (Naciones Unidas) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE):
Al evaluar estos criterios, se puede concluir la eficiencia de la gestión territorial en Chile.
Por el contrario, una gestión deficiente se verá reflejada en los centros urbanos con problemáticas como:
En consecuencia, la relación entre gestión de territorios y desarrollo urbanístico es inseparable.
Una smart city o ciudad inteligente es un núcleo urbano que usa información y tecnologías de la comunicación para mejorar la eficiencia de distintas operaciones.
La información, que se obtiene a través de herramientas como la geointeligencia, se comparte con instituciones públicas o privadas para optimizar la calidad de los servicios y la seguridad ciudadana.
En resumen, se puede decir que las ciudades inteligentes se caracterizan por:
En consecuencia, las ciudades inteligentes dejaron de pertenecer al mundo de la ciencia ficción.
Con tecnologías como el 4G/LTE y el despliegue de la red 5G, hoy es posible centralizar gran parte de la gestión pública, mejorar la calidad de vida de las personas, reducir costos y disminuir el impacto ambiental.
Según el informe IESE: Cities in Motion de 2020, de la Universidad de Navarra, Santiago se ubica en la posición 68 entre las ciudades más inteligentes del mundo. Este ranking posiciona a la capital chilena como la smart city más avanzada de América del Sur.
No obstante, se debe tomar en cuenta que la pandemia ha provocado cambios y necesidades emergentes, cuyo impacto se verá paulatinamente en el futuro.
A esto hay que sumar que, para avanzar correctamente hacia una ciudad inteligente se debe disminuir la brecha digital que existe en Chile, ya que todos los proyectos requieren dispositivos y un amplio acceso a las redes.
En efecto, para seguir escalando en los objetivos de desarrollo y sostenibilidad, Chile necesitará de tecnologías de gestión territorial confiables que permitan entender cómo han cambiado los patrones de movilidad en la ciudad pospandemia y qué transformaciones se requieren en el contexto urbano.
Todo esto será clave para diseñar las nuevas estrategias que impulsarán la modernización del país.